lunes, 23 de noviembre de 2015

"Conversatorio" en la Tercera Planta

Hace unos días recibí un mail de Tomás convocando a un "conversatorio" sobre metodología en la Sala de Profesores de nuestra Facultad, "para poder hablar de metodología en la Facultad entre profesores de diversos Departamentos".

Me gustó la cita y la apunté en mi agenda. Nos encontramos diez profesores y doctorandos y los asistentes comprendimos nuevamente porque vale la pena reunirse con otras personas y relacionarnos. 

Pensé que era en la Sala de Juntas y volví a mirarlo en el correo. Por fín, los encontré cuando ya eran ocho y conmigo nueve. 

Hicimos una ronda de autopresentaciones, en ese ánimo democrático de conocernos un poco antes de adentrarnos en la materia. 

El libro que se presentaba era "Metodologías Participativas. Sociopraxis para la creatividad social" en el que han participado más de treinta autores, organizados por la Red CIMAS. 

Se presentaron sucintamente las tres partes del libro y empezamos a hablar sobre metodología y sobre participación. 


  • "El alumno debe ver todo por sí mismo, comparar incensantemente y siempre, responder a la triple pregunta: ¿qué ves?, ¿qué piensas?, ¿qué haces?. Y así hasta el infinito. Pero ese infinito ya no es el secreto del maestro, es el camino del alumno" afirma Ranciére, inspirado en el "maestro ignorante" Joseph Jacotot, y este puede ser simultáneamente el origen y el horizonte de un proceso de vida, que evidentemente no se puede emprender sólo, sino acompañado (participativamente) con otros seres humanos, en este caso, con otros alumnos. Sólo no sería mucho; acompañado (participando y cooperando con otros) sería grupo y mucho más exponencialmente. 

Entonces, participar es ineludible para evitar la "soledad del corredor de fondo" que nos insufla la educación dominante, el neoliberalismo y la globalización, entendida como expresión de máxima individualidad smithiana. No, sólos no somos mucho; más bien estamos a merced de los que son pocos y pueden coordinarse fácilmente porque les une el interés del poder más efímero y ficticio como es el dinero. 

El poder que lo representa utiliza continuamente la divisa de "dividir para vencer", y nos vence. Quiere fragmentar toda expresión social, como ha hecho con los sindicatos, con las "leyes mordaza", con el mismo conocimiento, ..... de tal forma que siendo especialistas, siendo fragmentos de un todo desconocido, no seamos más que nada. No podemos defendernos individualmente, no podemos oponernos a la injusticia, no podemos casi ni salir a la calle a manifestar nuestra protesta, a no ser que protestemos por lo que quiere el poder que se proteste o se apoye. 


  • "La vida, dice Fritjob Capra, es mucho menos una lucha competitiva por la supervivencia que el triunfo de la cooperación y la creatividad. Efectivamente, desde la aparición de las primeras células nucleadas, la creación ha ido procediendo por disposiciones cada vez más intrincadas de cooperación y evolución. La vida de la evolución por simbiosis permitió a las nuevas formas de vida utilizar una y otra vez biotecnologías bien probadas, en diferentes combinaciones ......" ("La Trama de la Vida" pp. 254)

Esto quiere decir que la ideología dominante es eso: ideología y no ciencia. Todos los National Geographic que presentan a los animales como depredadores y luchadores competitivos por la subsistencia y que se nos incorpora como "natural" en nuestro conocimiento de las cosas, es menos verdad que si difundieran que la solidaridad, la complementariedad, la cooperación en la naturaleza hacen posible la evolución y la vida. 

Pero esto no es lo que nos enseñan, ni lo que a pesar de lo que nos enseñan, sentimos, sino que nos hablan de cuestiones secundarias y bárbaras que se relacionan más con nuestros instintos primarios y paranoicos, que con nuestras grandes capacidades de cooperación y colaboración con otros. 

Por tanto, hablamos de participación no por capricho, sino por necesidad social, en la idea de recuperar lo que somos: seres colaborativos, sociales, grupales. 

Y en ese sentido, aprender a colaborar, aprender a cooperar, aprender a trabajar en grupo, con otros, es casi un principio ineludible. Claro que eso no se aprende en la academia, sino y sobre todo, haciendo, es decir, experimentando, atreviéndonos a hacer lo que consideramos necesario. Así, y a partir de necesidades realmente sociales, sentidas, vividas, es como triunfa "la cooperación y la creatividad". Luego, y una vez vividas esas experiencias, vamos comprendiendo y generando patrones básicos que nos permiten difundir el conocimiento adquirido a partir de las experiencias mismas, y luego, esos patrones permiten imitaciones más o menos literales y nuevas experiencias y así sucesivamente. 

Según lo dicho hay una ruta que empieza: 

  • a) en el atrevimiento-necesidad, que se sigue 
  • b) organizándose para enfrentar el problema-oportunidad, cuanto más en cooperación grupal mejor, 
  • c) que se materializa en una experiencia, en la que vivimos errores y aciertos, y aprendemos de los primeros, sobre todo, y luego, 
  • d) integrando diversas experiencias, vamos forjando modelos, métodos, que sirven para
  • e) difundir la "nueva" de que esto se ha podido hacer, por tanto, es posible, y hemos dado un paso más hacia el conocimiento y el bien vivir individual y colectivo. 
  • f) Hay que pararse a reflexionar sobre lo que hemos aprendido, sobre todo, de los errores, y que eso nos permita comprender cómo haríamos lo mismo que emprendimos, si volviésemos a intentarlo. 
  • g) Es finalmente necesario no sólo "repetir" (sic) e imitar lo que hemos ya comprendido, sino forjar planes globales y estratégicos que nos permitan aplicar en otras esferas nuestros aprendizajes experienciales. 

(Lo esquematizado podría equivaler a la espiral del proyecto de "Innovadores Sociales". Por eso, la reproduzco a continuación).

                                       Esquema y Plan de Trabajo para Innovadores Sociales


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